«Vivir en paz con todos los seres que te rodean, respetándolos y cuidándolos, habla de la parte buena del humano, de hacia dónde deberíamos ir»
En los últimos meses, el Santuario Vegan, situado en la Comunidad de Madrid, ha tenido que hacer frente a las inundaciones de septiembre, a unos propietarios que han decidido dejar de alquilar su finca para los animales, a la búsqueda a contrarreloj de un nuevo terreno para alojarlos y a una campaña de recaudación de fondos para su vallado y acondicionamiento que ya ha logrado más del 80% de su objetivo inicial. Lo siguiente será el traslado de los animales. Hasta entonces, hay mucho trabajo por hacer y también mucha gente comprometida para que salga adelante.
Hablamos con Laura Luengo, una de las fundadoras de este santuario madrileño que alberga a más de 300 animales, en una entrevista en la que nos adentramos en los detalles de la campaña de recaudación de fondos y en algunas de las historias que han dejado huella en el santuario.
- A modo de presentación y por si alguien todavía no os conoce, ¿qué es el Santuario Vegan?
El Santuario Vegan es un espacio que hemos conseguido construir a lo largo de los años y que ha ido creciendo. Intentamos que sea un lugar antiespecista en el que por un lado se rescaten animales considerados de granja, que en su gran mayoría van destinados al consumo o viven explotados; pero por otra parte, donde para los humanos que estamos a su cuidado ellos sean lo primero y sean tratados como iguales, llevando a la máxima expresión esa palabra.
El proyecto lo iniciamos hace 13 años Eduardo y yo, después de años de activismo, de colaborar en protectoras de perros y gatos y de ver que en ese momento no había refugios para animales considerados de granja. Muchas veces, cuando estos llegaban a una protectora no recibían esa oportunidad y eran devueltos a sus explotadores o no eran cuidados. El santuario nació del deseo de querer ayudarlos y de llevar el mensaje vegano a la coherencia. Para nosotros está bien ayudar a los animales de mañana, que se consuman menos animales, ¿pero qué pasa con los animales de hoy que se pueden salvar?
- Actualmente estáis en plena campaña por el nuevo terreno. ¿Dónde habéis estado hasta ahora y por qué os tenéis que ir?
Cuando fundamos el santuario decidimos venir a Madrid y alquilamos dos terrenos en los que hemos estado hasta hace pocos meses. Hace años que teníamos que mudarnos, necesitábamos un espacio más grande y que fuera en propiedad, porque estar en un alquiler es bastante inseguro para los animales. En principio, nos iban a ayudar unas personas que tenían los medios, pero en el último momento nos dejaron tirados, sin terreno y habiendo perdido años de poder haberlo organizado nosotros. Después de esa mala experiencia, decidimos que cualquier terreno que tuviera el santuario tenía que ser en propiedad de la Fundación, para garantizar que los animales tengan su espacio, su seguridad y que la organización pueda seguir creciendo en el tiempo y con más personas que se sumen.
Después, la DANA nos dejó incomunicados durante semanas y sin poder traer prácticamente alimento para los animales. También nos desahuciaron de una de las fincas que teníamos en alquiler y lo pagábamos, pero no quisieron alquilarla más a un santuario y nos quedamos con la mitad del espacio. Ha sido un año bastante duro a nivel psicológico y para los animales.
- Tenéis en marcha una recaudación para el vallado del nuevo santuario
Hemos buscado un terreno donde los animales estén protegidos y que pudiéramos pagar en la Comunidad de Madrid, de donde no queríamos irnos porque aquí los animales gozan de unos privilegios que en otras comunidades no tienen. No identificamos a los animales con crotal, como los que van para consumo; no nos obligan a estar dentro de los planes de erradicación de enfermedades en los que se matan animales y hemos conseguido que se respete nuestro trabajo y que a pesar de tener vacas, toros, ovejas o cerdos los consideren como animales de compañía.
Al final, encontramos una finca bastante adecuada, que es cinco veces más grande que esta, con 20 hectáreas, naves, luz, agua y vallada perimetralmente. Llegamos a un acuerdo y ahora estamos recaudando para poder construir todo lo que necesitamos para irnos. Va a ser la mudanza más grande de un santuario en el Estado español, con más de 300 animales con diferentes necesidades.

- ¿Cómo va la recaudación?
La campaña está dividida en varias fases. La primera es el vallado, con un presupuesto de 85000 euros. La segunda serán los boxes donde los animales van a estar a cubierto, las casas donde dormirán los cerdos, el geriátrico de las ovejas, etc.
Con los vallados, los animales que están bien de salud y son jóvenes podrían irse. Los que tienen problemas de salud, los abuelitos o los discapacitados serán los últimos que se muden para garantizar que esté todo acondicionado lo mejor posible y que podamos estar allí para atenderles.
- ¿Cómo se puede colaborar en la recaudación?
A través del enlace que aparece al entrar en la web del santuario. Es la mejor forma porque así podemos emitir el certificado para que la gente que nos ayuda pueda desgravar en la declaración de la renta.
- ¿Qué plazos tenéis? ¿En cuánto tiempo prevéis dejar el actual santuario?
Queremos irnos al final del verano, pero antes del 31 de diciembre tenemos que haber salido, porque en enero del próximo año tenemos que pagar la siguiente cuota del terreno y no podemos mantener dos santuarios.
- ¿Qué puede proporcionar el nuevo terreno a los animales?
Primero, salvar muchas vidas. Llevamos años en que los animales entran con cuentagotas porque no tenemos más espacio y se han tenido que concentrar, no tienen hierba, cuando llueve se embarra todo y hay animales grandes como los caballos que necesitan moverse o vivir en grupos más amplios. Merecen un espacio en condiciones donde vivir con la misma dignidad como se trata a cualquier otro animal abandonado. También un espacio donde se pueda hacer voluntariado. En el nuevo santuario tendríamos varias dependencias para voluntarios de larga estancia, e incluso la gente que viene los sábados o domingos podría quedarse a dormir. El primer año nos gustaría empezar con visitas, sobre todo a los socios y madrinas para que reciban parte de lo que han dado, no solo en la campaña, sino durante los últimos años.
- Mejorar la vida de los que están y poder dar la oportunidad a otros que no han llegado todavía.
Y concienciar, llegar a más gente para que se entienda cómo son los animales y lo que les hacemos, lo injusto que es y qué tipo de vida deberían tener.

- Ha impactado mucho el caso de Pistachito. ¿En qué situación se encontraba?
Pistachito vino de una granja de Zaragoza. A Pistachito no lo mató su herida en el hocico, que era bastante grave, sino las condiciones con las que ya venía, una diarrea muy complicada y bacterias ultrarresistentes que no respondían a antibióticos. Cuando aparece un caso así, la gente te anima a denunciar, pero no podemos porque es el día a día de una granja. Los cerdos son productos que se venden para el matadero y si uno no sirve, se descarta y se mata, y es legal, por mucho que nos intenten hacer creer que los animales están bien o que se les cuida.
En este caso, ha sido una trabajadora que ha tenido un poco de empatía. No sé si alguien le hizo daño a Pistachito en el hocico, si fue un accidente o su madre. Él no recibió tratamiento, le dejaron llegar hasta un extremo. Cuando pones cara y nombre a un individuo, conectas y empatizas, no crees que esto pueda ser cierto, pero es la realidad de miles de animales que no han tenido la oportunidad de que les conozcas.
https://www.instagram.com/p/C5vs6ZiNtPP/?utm_source=ig_embed&utm_campaign=embed_video_watch_again
- ¿Hay personas a las que este caso les ha cambiado su percepción sobre las granjas, o al menos sobre la cría de cerdos?
Sí, me han llegado personas que han dejado de comer carne por Pistachito y otras que se han hecho veganas. Ese es también uno de los motivos para seguir y querer ir a un espacio más grande, porque no hay mejores concienciadores sobre sus vidas y sus historias que los propios animales cuando les pones un nombre, cuentas su historia y la gente les pone cara. Lo bonito es darse cuenta de que no eres tú, sino que son miles de personas las que están conectando también con ese cerdito y que se están horrorizando de lo que les puede pasar, o a veces se llenan tanto de amor que deciden que no quieren pagar porque animales como Pistachito acaben en el matadero.
- ¿Habéis recibido mensajes similares con otros animales que hayáis rescatado?
Sí, sobre todo con cerdos. Son animales que viven muy mal en las granjas y con los que la gente suele conectar bastante. Nos pasó con Marco, que es un cerdo que salió extremadamente mal de una granja y que sí conseguimos salvarlo. Vive con un problema de corazón crónico, con su medicación, pero está a salvo en el santuario. Mucha gente dejó de comer carne o productos de origen animal gracias a él.
También pasó con Baya, que fue una cerdita como Pistachito que estuvo un mes con nosotros, nos concedió ese tiempo bonito antes de partir. O Violeta, una cabrita que vivió con nosotros con una discapacidad física e intelectual. Era un ser maravilloso que no podía hacer muchas cosas que hace una cabra en su día a día. Teníamos que cuidar de ella 24 horas al día siete días a la semana.

- ¿Notas un mayor apoyo de la sociedad hacia causas como la vuestra o que el aumento de personas veganas se ha traducido en más apoyo para los santuarios?
En 13 años el apoyo a los santuarios ha crecido bastante de parte de un sector vegano y de un sector no vegano. Antes la gente no sabía qué era un santuario y hoy la mayoría sabe que existen santuarios para animales considerados de granja. Es curioso porque todo el mundo ve bien y necesaria esta labor, e incluso aunque no tengan un modo de vida vegano consideran que tienen que existir estos espacios para que estos animales reciban una oportunidad y sean cuidados.
- Los santuarios también demostráis que es posible vivir en la naturaleza sin explotar animales, en contra de esa concepción de las zonas rurales como espacios de ganadería y caza.
Hay mucha parte bonita en el rural, pero somos pocos y estamos escondidos. Yo vengo del rural profundo, pero vivir en paz con todos los seres que te rodean, respetarlos y cuidarlos habla de la parte buena del ser humano y de hacia dónde deberíamos ir.
- ¿Cómo te imaginas el santuario en un tiempo, cuando hayáis finalizado el traslado?
Disfrutando mucho de ver a los habitantes allí. Estoy deseando que lleguen porque creo que se van a poner como locos de alegría. Por otra parte, me veo y veo a la organización en los próximos meses y años con bastante presión hasta que hayamos terminado las instalaciones y el pago del terreno. Nos veo centrándonos en esos objetivos, pero que al menos ellos tengan su hogar y todo lo que necesitan, sabiendo que nadie más nos va a echar ni les va a echar de su casa.
- ¿Qué otras formas hay de colaborar con el santuario además de la recaudación?